viernes, 20 de febrero de 2015

La copa íntima

Aquí tenemos el  último grito para mejorar la vida de la mujer, en esos días tan fastidiosos de la menstruación. Con la copa vaginal, podemos decir adiós a compresas, tampones, salva-slip… Y demás productos para esos días de regla.


Es algo tan sencillo como un receptáculo en forma de copa hecha de silicona médica, que introducida en la vagina recoge el flujo menstrual; recoge y no absorbe como los tampones, respetando el equilibrio íntimo y evitando la sequedad interna o el exceso de humedad en el caso de usar compresas.

Las ventajas que tiene son muchas.  No se nota, no mancha, la puedes usar hasta 12 horas y por la noche, no está relacionada con el SST (Síndrome del Shock Tóxico) que está ligado al uso de los tampones; la copa vaginal al ser de silicona no acumula gérmenes.  Además  es ecológica y respeta el medio ambiente, porque tiene una durabilidad de diez años y no hay que andar con cuidado para su deshecho como en el caso de tampones y compresas.

Para quien la use por primera vez, puede ser una pequeña aventura, pero aquí tienes algunos consejos, hasta que tengas práctica en su utilización.  La copa es flexible, se dobla una o dos veces, para introducirla en la vagina y se queda abierta en su interior, no debe moverse ni molestar, si esto ocurre es que está mal colocada. Pero no te desesperes, sácala y vuelve a probar, nadie nace sabiendo de todo.

Esas primeras veces procura “cambiarte” en tu baño particular, porque la copa estará más o menos llena y al sacarla hay que tener especial cuidado para no mancharse. Después simplemente lavarla con agua y jabón neutro, y volverla a colocar en el interior de la vagina. Y no se te ocurra hacerlo las primeras veces en un baño público, sobre todo si no tienes el lavabo a mano, o práctica para limpiarla con una toallita.

Al final del ciclo, es imprescindible esterilizarla, hay productos específicos para ello, pero basta algo tan simple como ponerla a hervir  en agua, entre 3 y 5 min, y lista para el siguiente uso. Y que no se te olvide que la tienes en el cazo, que te la puedes encontrar hecha una bola inservible.

También tiene algún inconveniente, pero  prácticamente ya los hemos dicho: practicar los primeros días que la usamos (recuerda leer bien las instrucciones que la acompañan),  no extraerla si no tenemos posibilidad de lavarla, y colocarla bien para que no se mueva ni moleste. Y no usarla en ningún caso, si tienes algún tipo de infección vaginal y durante el postparto para evitar infecciones.

Desde luego casi todo son ventajas y un paso adelante en la independencia de la mujer. Ya no podremos decir no puedo ir a nadar, correr, andar en bici, ponerme pantalones blancos, etc., por temor a mancharnos. Si preparamos una salida de fin de semana o unas vacaciones no tendremos que meter la caja de tampones por si acaso. Se puede usar por la noche, lo que nos puede evitar más de una lavadora, sobre todo si el flujo es muy abundante.

Y una cosa más, tenemos tamaños para adaptarse a las necesidades de cada una. Las más pequeñas para las principiantes, las que tienen poco flujo, o no han sido madres. Y las más grandes para las más maduras y/o con más flujo menstrual.

Y lo mejor de todo el precio. Según pinches en este enlace y lo veas, podrás decir “pues no es tan barato”, pero lo es si echas la cuenta de los tampones y compresas que utilizas durante un año, la cuenta está más que clara.

Anímate a usarla y si tienes alguna pregunta, no dudes en consultarnos, bien a través de la web, o a tu asesora más cercana.

María

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